jueves, 31 de octubre de 2013

El riesgo: fases imprescindibles y que nunca cumplo

 El riesgo es una decisión personal, una opción que tomamos en libertad. Sea del tipo que sea, es una apuesta dirigida por la intuición,a veces por la apariencia o la seguridad de que vale la pena el camino porque se hace lo correcto.

 Un autor de la antigua Roma, Publio Terencio dijo "Sin riesgo no se hace nada grande y memorable", no dijo Terencio que cuando se arriesga es cuando más posibilidades de perder se tiene, y a esto hay que estar dispuesto cuando se decide dejarlo todo y apostar por algo por lo que se cree. Si se gana, se gana a lo grande, y si se pierde, se pierde igual, a lo grande. 

 Arriesgar es bueno, nos ayuda a conocernos mejor, a conocer nuestras limitaciones, y también a conocer las limitaciones de las personas que nos rodean, ya que en esa aventura a ciegas casi nunca se está solo, y por la misma definición del riesgo siempre es una incertidumbre la forma de compartirlo que tienen los demás embarcados. Pocas veces o ninguna encontramos un luminoso cartel delante que nos avise del RIESGO.

 Por mi propia experiencia existen distintas fases que deberían afrontarse con total conocimiento cuando uno se somete al riesgo y a la toma de decisiones del mismo: 

 1. Identificación de la situación, es importante ser consciente de que uno está entrando en una situación donde va a arriesgar algo, donde la toma de decisiones va a suponer un cambio definitivo. Esta primera toma de contacto con el riesgo suele ser muy palpable cuando uno se encuentra necesitado de cambios drásticos en su vida, o cuando ya se está en riesgo por una situación previa. Más complicado es identificar que de verdad se está arriesgando cuando uno se encentra en situación de confort. 

 2. Es el momento de planificar ese riesgo, valorarlo, calcularlo, ver si de verdad lo necesitamos, si estamos rodeados de las personas idóneas, planificar como vamos a adentrarnos en él, que caminos tomaremos, de que medios disponemos, y también en cada una de las fases, que vías de evacuación tendremos. Planificar el riesgo, pero también prevenir las posibles perdidas. 

 3. Tomarlo... sí arriesgar. Una vez se conoce la situación y más o menos hemos evaluado los pros y los contras, nos lanzamos a por todo lo que desde el principio levantó nuestra curiosidad o nuestras ganas de cambiar lo que nos rodea.

Esta es mi percepción del riesgo, toda la teoría que arriba he descrito, casi nunca se cumple, solo la recuerdo cuando al final tengo la sensación de que las cosas no salieron, reflexiono, y me doy cuenta que las dos primeras partes imprescindibles para que la  suerte está de tu lado me las salté de golpe y me pasé a la tercera creyéndome bien arropada.

 Terencio dijo eso del riesgo y conseguir cosas memorables, pero también dijo otra gran frase que yo la colocaría como la cuarta fase de ese camino imprescindible del riesgo, y es donde acabamos todos la mayoría de las veces, cuando tienes que afrontar el fracaso: "Mala cosa es tener un lobo cogido por las orejas, pues no sabes cómo soltarlo ni cómo continuar aguantándolo."


¿Vale la pena el riesgo? ¿Me he dejado alguna fase? ¿Que hace cuando te encuentras en una situación así? ¿Hasta que punto arriesgarías a ciegas?

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